El parque no necesita un edificio más. En este complejo ecosistema cultural-natural, ya contamos con importantes referentes arquitectónicos. Grandes edificios históricos de carácter introvertido, privatizan de alguna manera la porción del suelo en que se encuentran.
Ante el planteamiento de crear el nuevo museo de la ciudad preferimos ampliar el parque. Creemos que es fundamental conservar el carácter de espacio abierto de este mágico lugar.
En el área de intervención aparecen dos hitos arquitectónicos de geometrías muy distintas. Por un lado, el museo de arquitectura aparece como un austero edificio del siglo XVI, de fuerte carácter introvertido, creado por la adición de naves y generación de espacios claustrales; por otro lado, la gran pieza cilíndrica Rotunde Panoramy Racławickiej; y en sus inmediaciones una colección de pequeñas réplicas cilíndricas.
Ante estos dos caminos abiertos y ante el respeto que nos produce el museo de arquitectura, optamos por acercarnos a esas geometrías más cilíndricas, que nos permiten dialogar de manera más amable con el parque, liberando gran parte del suelo y favoreciendo la continuidad de éste.