El lugar elegido para la sede de Casa Mediterráneo es una antigua estación ferroviaria del siglo XIX colindante con el puerto industrial de la ciudad de Alicante.
Ante el gran valor histórico, decidimos el respeto de la integridad exterior del conjunto. La propuesta parte de la idea de puente como símbolo de unión, de conexión. Una estructura moderna autoportante que se incrusta en las cerchas tradicionales enlazando usos, generando recorridos alternativos y permitiendo nuevos puntos de vista de la nave central de andenes a diferentes alturas. Los nuevos puentes se revisten de blanco traslúcido e invaden el espacio superior cual una nube de vapor sobre las cabezas de los visitantes.
Valoramos también la percepción del espacio interior de andenes como una unidad espacial y generamos un espacio central múltiple, versátil, donde pueda celebrarse un gran acto institucional, seminarios o exposiciones. Un espacio donde la luz de Alicante cobra protagonismo en la penumbra penetrando por los huecos existentes y proyectando las sombras de las filigranas de las cerchas sobre el pavimento.
El edificio además colonizará el espacio del parque exterior, volcándose hacia él y convirtiéndose en un punto de enlace entre el barrio Benalúa, el puerto, el mediterráneo y la ciudad de Alicante y en un punto de encuentro entre culturas.