La propuesta de unidad habitacional de emergencia en la trama urbana de la Habana Vieja pretende dar respuesta a una triple problemática. Por un lado la necesidad de aportar una solución modulable y adaptable a un número variable de ocupantes. Por otro lado dadas las condiciones precarias en cuanto a materiales y procesos constructivos, la intervención requería que la puesta en obra fuera lo más simple, rápida y económica posible. Y por último no había que dejar de lado las características tan peculiares de la forma de vida de los cubanos y de la Habana vieja en particular.
En las calles el cubano no cierra la puerta de su casa, no tiene carpinterías en las ventanas, permanece expectante en el balcón… Las rejas de los balcones se llenan de macetas, de cacharos en venta... Las vivendas de emergencia, creadas para ser ubicadas tanto en espacios públicos como en cubiertas de edificaciones, pretenden potenciar esta intensa relación interior-exterior que existe en todas las edificaciones de Habana Vieja.
Las unidades de vivienda se obtienen mediante la agregación de módulos conformados con una ligera curva, lo que permite generar diversas formas cóncavas-convexas para una misma superficie habitable. Existen cinco subtipos de módulos, variando únicamente las carpinterías y mobiliario interior. La fachada se convierte en soporte para vegetación o en un escaparate de objetos a vender, mientras que los huecos pasan a ser escenarios.